viernes, 25 de septiembre de 2020

Odio al silencio

Es el silencio el que lo envuelve todo,
cada suspiro, cada pisada, cada roce de la sábana, 
es el silencio, tu silencio ahogado, 
el que mata mis ganas de quererte. 

Es el silencio que lo cubre todo, 
que esta casa es más vacía sin tu voz, 
una gran caja resonante sin gemidos, 
sin el sonido que repica al darte un beso. 

Mi némesis, el silencio tan latente, 
el que me dice que me ignoras, 
el que rompo para sacar la cabeza un poco, 
y aún así fracaso de nuevo en tener tu voz. 

Cada día es un sucesivo silencio
institucional por tu parte, por la mía forzado, 
espero, espero, y no llegan tus sintagmas, 
no aparece en mis manos tu voz callada. 

Al final nunca me resisto y te acabo escribiendo, 
para buscar el contacto, el calor de tus risas, 
y tras un monólogo de cinco minutos y monosílabos, 
vuelvo a desistir, como cada noche silenciosa, 
esperando que mañana sea mejor, 
que tus silencios se conviertan en larga conversación, 
que una vez, en los últimos tiempos, 
me digas un te quiero, un te extraño. 




Jueves de nada

Sigo anclado en este andén, 
viendo pasar los trenes y los días, 
y los voy dejando circular
para no tener que acercarme demasiado, 
para evitar las taquicardias, 
quitarme los nervios y los temores. 

Muevo este café, un poco frío ya, 
de tanta espera y de tanto miedo, 
de tanto calentarme los dedos, 
de tanto silencio frío, de tanto invierno, 
dándome de respirar puro hielo
que congela mis ganas de respirarte. 

Sentado, mirando al infinito de tu ausencia, 
releo siempre la misma hoja, 
pierdo el hilo a la tercera línea, 
y siempre es el volverte a empezar, 
pero cada vez con las ganas más mermadas, 
pero la ilusión intacta, al fin y al cabo. 

Sigo viendo pasar esos trenes, 
esos que me llevarían a tus brazos, 
y me pregunto cuándo arriesgaré, 
cuándo compraré ese billete
que los pobres solemnes pagamos a besos
y que caducan al primer error. 

Ahí sigue el café, ya helado, 
cargando contra la mala suerte, 
esa que jamás existió, 
esa que se cargó a pulso en mi mochila
con nombre de contrabando de sueños, 
y una pesada carga que ya dura demasiado. 

El viento azotó el libro y desperdigó, 
recorriendo las calles más oscuras, 
cada hoja, cada verso, cada Cruz
anclada a las paredes de los cobertizos, 
a los sueños contigo en los brazos, 
a los papeles que pierdo a tu lado. 



lunes, 21 de septiembre de 2020

Irrealidades

Es todo tan irreal ahora mismo,
esta todo envuelto en una neblina, 
un velo invisible, brumoso y áspero, 
tan irreal, tan De ja Vu, tan solitario. 

Se me entremezclan las imágenes, 
los besos, los sueños, algunas caricias, 
los sentimientos, los deseos, los celos, 
te confundo solo con mis deseos. 

Y ese popurrí de irrealidades me desvela, 
agita las aguas hasta hace poco tranquilas, 
pienso en ti, y aparece otra persona, 
pienso en nosotros y me voy un lustro. 

Y sé, que aquello pasó hace años, 
y que no es el hoy y ahora, ni somos nosotros, 
pero no dejo de rememorar ese pasado, 
que me podría pasar lo mismo, nos podría... 

Maraña de irrealidades, ovillos, espejos, 
confundidos en tu pelo cobrizo casi fuego, 
en tus labios rojos, en tus ojos profundos, 
en ese corazón que nos palpita en el pecho. 

En unas semanas sabré a donde quedan los sueños, 
la sensación de abrazar su cuerpo
disipará estas irrealidades, confusiones, 
porque son tan parecidas ambas, que me confunden, 
espero que este infierno irreal se convierta en cielo, 
Que una me hable y la otra me de un beso. 




Un año sin tus besos

Hoy me sentí solo, muy solo,
más solo que muchos días de estos días, 
mucho más que las noches sin tu piel, 
noches ya infinitas, perdidas para siempre, 
noches en las que persigo lunas, 
más que lunas, sus reflejos en mis ojos. 

Siempre ando buscando la Luna, 
pero se esconde tras las esquinas, 
esas que rompo cuando me acelero, 
voy por las calle ya buscando imposibles, 
tu eres mi imposible más posible, 
siempre tengo la esperanza entre los brazos. 

Sigo buscando Luna, estrellas y versos, 
y besos, y caricias, y noches iluminadas, 
no busques algo, me digo, busca alguien, 
sáciate de esperas en el sofá hasta que venga, 
en unos días llega, te dices, espera, 
pero el corazón no espera, no entiende de tiempos. 

Hasta que no te hablé por la tarde no frené, 
mi mente era un hervidero hasta entonces, 
hablamos, reímos, sosegué mi cabeza, 
no perdí la compostura este domingo,
te di las buenas noches y los besos, como siempre, 
no como yo los deseo, no como mereces. 

Y a pesar del año ya transcurrido 
desde que te dije que lo nuestro es imposible,
sé que puede ser que no lo pensara,
que no lo quisiera, puede que me engañara. 

Un año ya, amiga, sin tus besos sé hace duro, 
un año sin tu piel, sin tu respiración en mi cara, 
un año mirándote a los ojos sin decirte te quiero, un año demasiado largo, con todos sus vaivenes. 

Y es que te noto cada vez más lejos, en el horizonte, 
y yo cada vez más solo, sin amigos y muchos fantasmas, 
sin gente interesante a la que conocer, mentirosos, 
solo cuerpos sin pretensiones, desprecios, silencios. 

Y son los silencios de la gente los que me matan, 
los silencios de quienes aprecio duelen más, 
tus silencios son el infinito del dolor, 
y es por ello que te escribo cada tarde, 
para no tener que soportar todo ese retumbante silencio, 
te escribo si tu no me escribes, porque a veces lo haces, 
y es cuando se me salta el corazón, la sonrisa, 
se dibuja la fina línea de la tranquilidad en mi boca. 

No sé qué será cuando vengas en unas semanas, 
cuando vengas y volvamos a viajar, pasear, 
no se que será en un mes para tu cumpleaños, 
cuando yo vaya y conozca tu ciudad y tu espacio, 
no sé qué será con tus regalos, con el entusiasmo, 
con esos cuarenta redondos en noviembre, 
no sé qué será, si me miraras con aquellos ojos, 
o sin embargo tendremos otro día gris, 
haré lo que sea para que no sea triste. 

No sé qué será, si seguiré persiguiendo lunas, 
estrellas, versos y besos robados en las esquinas, 
no sé qué será, si al final la historia cambia, 
y tu me vuelves a besar, y mi corazón arranca. 



viernes, 18 de septiembre de 2020

Cuando esta tormenta al fin...

Cuando está tormenta, al fin, 
lo arrase todo a su paso, 
cuando pare de bombardear
de hielo mis corazas, 
cuando frene impetuoso viento
que arrancada me tiene las alas, 
cuando sus rayos y truenos
ya no retumben en estos muros. 

Cuando está tormenta pare
en instante más preciso, 
cuando me deje posado el vuelo
tan cansado de los años, 
cuando arrecie la lluvia
y ya no pueda esconder más las lágrimas, 
cuando sus tinieblas y sus nubes
ya no puedan tapar más a mi Sol.

Cuando la tormenta, por suerte, 
deje de mojar mis libros, 
cuando ya no trasporte a mi horizonte
tus palabras, tus gestos y tu voz, 
cuando pueda agarrar tu mano, suave, 
y navegar al fin por tu piel a la deriva, 
cuando el barro ya no nos hunda, 
y podamos caminar terreno firme. 

Cuando esto pase y despejen las nubes
te diré que tomes mi mano
y que me acompañes para siempre, 
si tu quieres, mil vidas, o esta noche. 

No caeremos más en este perder el tiempo, 
ni en extrañarnos estando juntos, 
ni en querernos en un desencuentro, 
ni en perdernos un poco cada noche. 

Cuando esta tormenta al fin me arrase. 



jueves, 17 de septiembre de 2020

A contracorriente de mi mismo

A veces me autosaboteo las ideas iniciales,
y me desdoblo para zancadillearme, 
digo esto, y hago lo otro, patino, me enderezo,
resbalo, doy al botón y luego me arrepiento. 

Voy contra mi propia corriente, mi río, 
y mi caudal impetuoso me choca tan frontal
que me derriba incesante en los remolinos, 
llevándose mi determinación y mi nervio. 

Y es que ante una canción o unos versos
tendría que hacer la vista flaca
y dejarlos navegar por el río que nos separa, 
pero los tengo que agarrar contra mi voluntad.

Y así voy, creyendo lo que no debo, 
pensando lo que no quiero, soñando, 
bailando mentalmente cada compás y verso, 
acaparando el sabor de cuando era "único", 
desvelándome cada noche inventando, 
desencriptando palabras sorpresivas, 
sacando de donde no hay unas palabras animosas. 

Y hay que decir una verdad
entre tanta mentira que me cuento, 
que a pesar de mis sabotajes, 
de mi imaginación desbocada, 
equivocada, desquiciada, 
solo deseó ser tu amigo
sin tanto tiempo, sin tanto verso. 

Que sepamos, que entre tanto correveidile, 
hay un algo cierto, que de algún modo
hay cariño donde se nos cayeron los besos, 
hay amistad entre las ruinas de los muros. 



miércoles, 16 de septiembre de 2020

El mar en el que nos encontramos

Que difícil era lo que pasó, 
tanto como ganar en la lotería, 
tanto como soñar contigo y que vinieras, 
tanto como cruzar un precipicio, 
sobre un fino cable y sin red, 
tanto como ver estrellas en Madrid. 

Fue una casualidad encontrarnos, 
en aquel mar lleno de peces y tiburones, 
tu con tu barquito de papel, 
yo con mis ganas, mi ilusión, mi risa. 

Fue tal el golpe a mi cabeza
que ni lo pensé y dije:"es ella", 
apenas unos días, una noche de Reyes, 
estábamos en mi coche sonriéndonos, 
bajo la lluvia, apenas unos instantes, 
unos eternos instantes en tus ojos. 

Y desde allí, apenas nos hemos separado, 
tres años de viajes, quedar, cenar, salir, 
vacaciones, risas, ratos malos, llantos, 
encrucijadas, desavenencias, besos, abrazos, 
de esos fuertes que nos llenan siempre, 
de esos que tanto echo de menos este año. 

Lo mejor que me pasó en cinco años fuiste tú, 
que apareciste navegando en tu velero, 
tu que revolucionaste mi mundo
y aún en la distancia lo sigues haciendo, 
tu, que me saltaste las tuercas de la coraza, 
las claves de mis murallas, los goznes de mis puertas, 
a base de querernos sin esperar nada a cambio, 
tu que materializaste mis sueños una noche, 
y retiraste años de una relación sin amor
en la primera caricia y el primer abrazo, 
que me diste el mejor cuarenta cumpleaños, 
la mejor Semana Santa, los mejores veranos, 
tu que diste de ti todo lo que pudiste, 
pero somos lo mejor que podemos ser juntos, 
amigos, compañeros, viajantes y viajeros, 
transportistas, chefs, nadadores de infiernos, 
chamaquitos desacoplados, ganadores
de nuestros corazones, peregrinos amantes, amantes peregrinos, silencios, miradas. 

Ahora que te estoy echando de menos, 
preparo nuestro siguiente viaje, 
nuestro siguiente encuentro, esos días, 
esos que anhelo, que intento retorcer, 
solo porque llegues más rápido que el viento, 
para que navegues por ese mar en el que nos encontramos. 




sábado, 12 de septiembre de 2020

Quieres...

Quieres que te den una noche en New York en plena Gran Vía,
sin contar los ruidos y las luces, solo a besos,
quieres el silencio cómplice que te grita a pleno pulmón
que no te preocupes, que esta ahí clavado a tu lado.

Quieres que no se vaya nunca de tu lado,
aunque este a cientos de kilómetros de donde tu sueñas,
y te gustaría que vistiera tus sabanas esa noche,
y te desvistiera con la suavidad de quien mira estrellas.

Quisieras alguien que te abrace con tanta fuerza,
que pareciera que tienes los huesos de cristal y podrías partirte,
pero nunca pasa, porque te estas haciendo mas fuerte en esa piel,
que estas ganando una batalla que ya creías perdida.

Quieres que remuevan tu mundo con un beso a la deriva
que te haga perder la cabeza por horas y días eternos,
y a la vez te haga sentir que estas en la tierra,
que estas justo en el lugar en el que quieres estar.

Quieres quien te baile como si no hubiera nadie alrededor,
quien sepa llevarte con la música, con la vida,
quien no se achante con un mal paso y sepa corregirlo,
quien de alas a la libertad que sientes al temblar las rodillas.

Quieres a alguien que te da la seguridad que a ti te falta,
que te haga la cena más deliciosa cuando hay desgana,
que se levante a cambiar la tele cuando las pilas del mando se acaban,
y que recoja el salón sin que tu se lo pidas por la mañana.

Quieres a quien sin pedirle un libro sabe que es el de Mario,
a quien se recorrería cada tienda de Madrid, buscando esos zapatos,
a quien no se conformaría con cumplir el expediente cualquier día,
y sacaría de una chistera horas de charlas, de bailes, de risas y magia.

Quieres quien no tenga excusas para ir a verte, que no tenga excusas para nada,
quien desnude su alma de tal manera que le veas sus intenciones
quien no se oculte tras una fachada irreal de su propia vida, llena de mentira,
ese que sabe que no puede ganar si no va desnudo en este juego.

Quieres a aquel que estando destrozado saca tiempo para tu destrozo,
sin importar cuantos pedazos ya tenga él por dentro,
que su prioridad sea anteponer su tiempo contigo a otros tiempos,
quien no le importe pasar la noche en vela cuidando tus sueños.

Quieres quien te de mil noches de luz, mil lunas, mil estrellas,
que sea tu sol, aunque las nubes estén acechando para tragarte,
quieres quien pueda disiparlas con dos palabras de su boca,
una canción, un mensaje, una foto, un "te quiero".

Quieres quien te rompa las corazas inesperadamente sin usar las manos
y a la vez quieres que use las manos donde quiera de ti, y llevarte al orgasmo,
quien ante la ansiedad de tenerte sepa guardar la calma de empotrarte,
y tardar en desnudarte horas con las manos y la mirada.

Quieres quien te sorprenda con algo que dijiste hace meses
y que nadie atendió en la mesa de aquella terraza,
quien te baile sin vergüenza, en solitario una bachata aunque no sepa,
mientras le desnudas con la risa y la mirada, ante su vulnerabilidad.

Quieres quien llore contigo mientras te seca las lágrimas,
quien te apoye en su pecho mientras escucha tus horas del día,
quien escriba en una servilleta la frase que hoy te hacia falta,
mientras tomáis un cerveza rápida u os cruzáis adrede en la cafetería.

Quien te de espacio, y aun así siempre lo tengas a la vista,
quien no este pendiente de ti y a pesar de ello sepas que si gritas
estará en unas décimas de segundo dispuesto con todas sus armas,
quien a pesar de poder huir, se queda para reparar los destrozos.

Quieres quien te rompa el sueño un domingo por la mañana
con el olor a unos churros y un café recién hecho,
quien sepa moverse sin despertarte y dejarte una nota deseándote buenos días
y diciéndote cuan imbécil es tu compañera de trabajo a la que odias.

Quieres alguien que destroce tu mundo y no se vaya,
que te ayude a recomponerlo añadiendo sus piezas donde quedaron huecos,
quien te sane una herida en el dedo o en el alma con una tirita,
quien te de de comer de su postre cuando tu no pediste el tuyo.

Quien se ofrezca a hacerte una mudanza sin pedirte nada a cambio
solo por el hecho de que quiere estar contigo mas tiempo del habitual,
que llegará a su limite, y no parará hasta haber finalizado lo que estaba haciendo,
y después se derrumbará y no te pedirá ayuda por no molestarte.

Quien te diga que esta enfermo y en la cama, que no se puede mover,
y tu desees dejarlo todo y salir corriendo a cuidarle, ese es,
por el que te preocupas más que por tu propia salud,
aunque esté a dos mil kilómetros y solo puedas mandarle palabras.

Quien a pesar de todo, de todos, del momento, la circunstancia, la época,
el lugar, el problema, la alegría, el miedo, el llanto, la distancia,
vuestra distancia, y los años, si le llamas, acudirá sin pensarlo,
aun sabiendo que podría salir mal parado de esa llamada.

Quieres a quien no se vaya aunque le levantes la voz, aunque le llores,
le golpees el pecho con rabia y permanezca hierático, esperando,
quieres a quien te mire con esos ojos en los que no caben duda,
odio, rencor, que siempre te verán maravillosa, los ojos con "la mirada".

Quieres que te quieran, el que sepa darte lo que "quieres" y "te mereces",
ese habrá ganado el cielo que es el estar a tu lado.



Pídeme, noche

Noche, hoy me pides rima consonante
y catorce versos de un Soneto,
hoy me pides sus ojos en mis versos,
y su viento huracanado en mi cuello,
hoy noche, no pidas imposibles, no lo tengo.

Hoy noche, que me pides lunas y estrellas
y nublado tengo el balcón de la mirada,
que se atreve a desquiciarme el sueño,
el rojo de sus labios, hipnótico, inconfundible,
y sacar por la ventana mi calma.

Esta noche, como tantas otras noches,
no vuelves, ni a mirarme, ni a besarme,
ni a quedarte, ni a tocarme, ni a escucharme,
no vuelves, ya te fuiste por aquella vereda,
aquella que marcha al sur de Madinat Al Zahra.

Dame noches para escribirte, pero a tu lado,
aunque te de vergüenza el escucharme,
dame, esas noches piel con piel que tanto añoro,
le pedí un deseo, el día que te conocí fue concedido,
por ponerme la noche en tu camino.



Morfeo

Morfeo, peor dios griego que existió,
ni venir quieres, ni buscarte dejas,
ni de beber un bálsamo darme,
ni recado tranquilizador en Dodona.

Esto no es vida, ni tiempo, ni alma,
con este horario descompuesto
en mil pedazos, en un puzzle,
en un quererte y no poder tenerte.

Maldito insomnio usurpador
que no quiere desaparecer de mis noches,
ni siquiera abandonar a su suerte mis sueños,
menos aun abandonar a su suerte una estrella.

Maldito mil veces seas, infame Morfeo,
que a mis noches de septiembre das vela,
déjame, te lo suplico, acúname en tus alas,
humilde te lo pido, déjame que sueñe con ella.



Amor en Mayúsculas

"Él entiende
el amor
con mayúsculas"
                           Miguel Gane

Ojalá lo entendiéramos todos,
ojalá lo practicáramos,
ojalá le diéramos alas,
ojalá no lo encerráramos,
ojalá no le tuviéramos miedo,
ojalá nos liberara de ellos,
ojalá darlo sin esperar nada a cambio,
ojalá todos nos lo mereciéramos.

Aun no sé, si lo he experimentado,
y todo lo vivido solo es un triste preámbulo,
un entre acto gracioso que juega con la risa,
un telonero del amor, con mayúsculas, prometido.

O ya pasó y yo sigo en el anden de mi regazo,
esperando a que vuelvas a por la nada que nos queda,
o simplemente la suerte, o el Karma, o dios sabe qué,
es mas hábil en esquivarme a mi que yo en hallarla.

Y cuanta mas gente conoces, cuanto más hablas,
es todo menos, se pierde la esperanza de sorpresas,
vuelves la vista atrás, a tres, a seis, a doce años,
o veinticuatro, y que allí se marchó toda esperanza.

¿Qué le queda a un poeta sin su resquicio de amor,
alimentando la añoranza de lo que fue, de lo que no fue,
de lo que pudo ser y no fue, de lo que pudo ser, fue,
y se esfumó entre sus manos, ya cansadas de aguantar?
Ese arrepentimiento que ya lo acompaña
como marca y seña en su mente nublada,
y que a veces sale, lo retuerce, lo insomnia días,
y le da para imaginar lo que ni existe ni existirá.

Ojalá lo entendiera en poeta,
ojalá porque nunca conoció
las mayúsculas tratándose de amor





Corazón varado

Me tienes el alma muerta de tantos miedos
oculta de tantos juegos del escondite,
callada de tanto respeto y tanto "no me digas...",
partida porque entera nunca estuvo.

Me tienes el corazón al lado de la taquicardia,
esquina ansiedad, primero izquierda,
esperando con las tiritas por si lo partes,
lo aniquilas, le derrumbas sus corazas.

Me tienes la mente divagante sin su astrolabio,
descentrada, voluble, perdida en la extensión
que separa tu pensamiento de mis pensamientos
el océano donde navegas, sin hundirte, y te alejas.

Tan perdido, tan tapado de cal y arena,
acostumbrado más a unos abrazos que a la ausencia,
a una voz que a unas letras rápidas, a tu olor,
acostumbrado a estar sin ti pero contigo.

Buscando la manera, tal vez mañana,
de volver a verte pasear por mis estancias,
oír tu risa en la madrugada, o tu respiración
y verte dormir de nuevo en las mañanas.

Han sido solo un par de meses pero se hace larga
tanta ausencia, tanta letra, tanto "espera",
tanto "frena", tanto "tente, que desesperas",
tanto "para", tanto "no hagas que molestas",
tanto "ser más" y darte cuenta que cada vez es menos,
tanta esperanza para quedar en la orilla varado,
tanto soñar, para cristalizar y romperte otra noche,
y renegar ya de ti, de la soledad, de la fe,
del enorme vacío que te deja el volver a fallar,
otra vez más, y pensar que "Nunca mais",
que no retomaras el vuelo en ningunas alas,
ni habrá barco de papel que te acune en la playa,
ni sonrisas que te planchen las arrugas de la cara.

Me tienes el alma muerta de tantos miedos,
y aun la espero para que haya esperanzas.





domingo, 6 de septiembre de 2020

Horarios descompuestos

Otra noche que no vienes a mis sábanas, 
que eludes mis abrazos y mis besos, 
que sin querer, o queriendo, ignoras
todos mis requerimientos por tenerte. 

Que llevo ya muchos días esperándote, 
siempre a tu hora y nunca llegas, 
y me dejas sin mensaje, sin letras, 
a minutos de ir a buscarte en otros brazos. 

Y es que por ti tengo horarios descompuestos, 
trastornos transitorios de ansiedades, 
que descorazan mi pecho al descubierto, 
que hacen que de locura caiga cada noche. 

Ya no me abrazas, ni me besas, ni me guiñas
(ya son tantos los años esquivándonos en soledad), 
que no recuerdo las noches calmas, 
solo en las que dormí a la vera de otro cuerpo. 

Y añoro, ahora, ese cuerpo, para que no me esquives, 
para que no descompongas mi horario, 
para rozar esa dulce piel, esos lunares, 
el hipnótico vaivén de esos labios al hablar. 

Añoranzas de horarios tan compuestos como tu, 
añoranzas de unos labios al besar
o unas caderas al moverse, o unos ojos al mirar, 
o un Morfeo que jamás a la cama viene. 



viernes, 4 de septiembre de 2020

Micro-poemas de lo cotidiano XXIV


La luz a mi ventana, déjame que terminarte,
déjame acabar de recorrer los pliegues de su piel
con mis labios, esta tarde, esta ultima tarde,
porque esta noche ya jamás volveré a su lado.


Las historias verdaderas de amor nunca se acaban,
pues a mi aun no me llegó mi verdadera historia de amor,
nunca he cerrado ninguna, las tengo aun abiertas,
pero jamás ninguna volvió a entrar por mi puerta.


Así me encuentro en esta noche, desconchado por viejo,
por descuidado, ya porque nadie, nadie reparó en mi cuidado
quizás solo un beso hubiera quitado las canas, los miedos,
los años en mi pared, los finales infelices, los amantes imposibles.

Micro-poemas de lo cotidiano XXIII


Alturas, distancias infinitas a tus alas de plata,
imposible recorrerlo sin tus vuelos, sin el aliento
ese que me dabas, sin la risa mezclada con silencio,
sin tu aire en mi cuello, sin mis manos en tu espalda.


Hoy no pienso en detenerme, nunca, hasta tu alma,
voy a avanzar hasta tu espalda, a besarla sin compasión,
siempre sin dejar atrás nada, y aunque vuelva a perder
y a tener que empezar de cero, merecerá la espera
no rendirse, no dejar de jamás de buscar tus alas.


Senderos del norte, plagados de hojas al otoño,
con sus frutos, con tus nombres mil al viento
allá donde nadie los puede oír, al monte de Galicia,
al cielo donde nadie habita, nadie escucha, nadie reprocha.

Luna lunera

Camino por esta luna, luna de plata,
luna de fuego, luna de fiascos incandescentes,
luna de sueños, luna de Lorca, luna lunera,
luna de invierno, luna que desvelas los sueños.

Inestable e imposible de enamorar,
cuando me acerco huye corriendo,
no la pretendo alcanzar, solo verla,
pero ella se esconde tras sus miedos.

Solo unos segundo en su sonrisa son el cielo,
solo pido esos segundos otra vez, 
solo pido desmantelar esos miedos,
inertes, de humo, ceniza y viento.

Cauterizar el alma a la solana y al cierzo,
porque si sigue abierta la herida me muero,
si no camina mi luna lunera de mi mano,
no podré avanzar sin tropezar mil veces de nuevo.

Luna de invierno, luna de enero,
luna que sales al encuentro en el sendero,
luna de fuego y luna de viento, sopla,
conviérteme en sal si no te tengo.



Sabes quien soy

Me conoces, siempre has sabido quien soy,
en cada brizna de mi piel, cada cabello,
sabes lo que pienso mientras lo pienso,
antes de que yo lo diga lo estas diciendo.

Me conoces, no como a mi mismo,
no te dejo penetrar mi coraza, mi laberinto,
pero si tanto como conoce la golondrina el vuelo,
como explora el águila desde la altura.

Sabes lo que pienso, lo que mi mente deja escapar,
lo que barrunto, mascullando entre dientes,
sabes que te quiero, no se puede negar, 
sino de que compartirnos mutuamente estos años.

Me conoces, a veces mejor que a mi mismo,
y sin embargo queda tanto por conocernos aún,
tanto por abrirnos en el pecho, tanto por conocer,
que no sé si podré en los años que me quedan a tu lado.

Te haré feliz cada vez que te vea,
cada noche en Hispalis o en La Mancha,
cada madrugada, aunque ya no pueda tocarte,
cada vez que le mire a tu mirada,
en cada rincón, en cada uno de mis dedos en tu espalda,
en cada sonrisa en la madrugada, cada abrazo,
mi pretensión es tu felicidad, ya me conoces,
no pienso escatimar en nada.


jueves, 3 de septiembre de 2020

A las sombras y las luces

¿Cuántos años llevo ya a la sombra de la espera?
¿Cuántos más han de venir bajo tu sombra?
Ahí donde nunca creció nada, donde nunca vive nada,
donde nunca besa nadie, donde nunca nada de nada.

Ahí donde me quedé en soledad aun estando vivo,
ese rincón de mi espera, ese hueco, ese fin,
donde apenas nadie cuenta ya las historias del pasado,
donde ya nadie vino a verme durante muchos años.

Ese lugar que alguien asaltó, pero no metió la mano,
que alguien me sacó y me empujó de nuevo a dentro,
el lugar de mi espera y mis versos trasnochados,
del insomnio, del desvelo, del querer y no poder y no tener.

Donde cada vez que aparece un rayo de luz cegadora
me lanzo a perseguirlo como felino ávido de juego,
persiguiendo, quizás, solo luces imaginarias en la oscuridad,
dando mas importancia a la ceguera que al silencio.

Receloso siempre, reservado, oscuro, suspicaz,
poniendo esas corazas que impiden el dolor acuciante,
con mas miedo que vergüenza, mas temor que atrevimiento,
con mas laberintos y muros que antes, con mas infiernos.

Pero ahí sigo, aunque en la sombra, para ti, para siempre,
si tu me llamas, yo voy, si tu necesitas unas palabras,
llevo tantos años sabiendo sin saber, sin mover fichas,
en una partida de ajedrez inalcanzable e irresoluble.

Nada impide nada, nunca digas nunca, salta si lo necesitas,
grítame para que asome, viaja conmigo en la imaginación,
baila conmigo con los ojos cerrados, y sueltate del amarre,
cambia el rumbo, pisa fuerte, no desfallezcas nunca, ni hoy.

Siempre seré tu apoyo pasen los años que pasen, o los lugares,
tu amigo si así lo quieres, tus alas para volar, o tu hombro,
las manos de una mudanza, los ojos de otros prismas,
la caricia, el abrazo, los besos, las risas y las sonrisas, los miedos,
el taxista de tus viaje, el compañero de sueños y tu desvelador,
el de las cervezas y las visitas a la librería, a las tiendas, los museos,
el que no se pierde una serie o una película, o un silencio en el sofá,
el que a fuerza de voluntad esta cambiando su mundo, tu mundo,
el que no quiere silencios, ni rencores, ni reproches, ni mas mentira,
el que olvidó su propio nombre para declinar todos los "nosotros" del mundo,
seré quien no pierda tiempo ni distancia ante tu SOS silencioso,
el que veas al final del camino esperando con la sonrisa puesta,
el que jugó una vez y perdió, pero dejaste marcado de por vida,
el que no recuerda muchas cosas, pero si aquellos días,
el que solo es tu amigo pero puede decirte "vida mía".

Me merezco mas noches de luz por los años de oscuridad.



Dame lunas de abril

Dame lunas, dame fuegos,
dame almas ante mi insomnio traicionero,
dame abriles, dame alas,
dame rumores en mi oído en la mañana.

Dame viajes, dame besos,
dame ganas de no quitarte tus cielos,
dame caricias, dame sueños,
dame, con pensarte, el mar de tu boca.

Dame tu acidez a limonada,
dame mis temores y demonios
esos que tienes encerrados tras tus rejas,
dame lo que me diste un tiempo.

Quítame de mis jirones los mas feos,
los más absurdos, los mas miedosos,
a ese niño de quince años retraído
que a veces se te aparece ante lo ilógico,
a ese señor mayor que no puede respirar,
quítamelos de un plumazo, de un verso,
de mil besos, caricias, de mil viajes,
desde el Jerte hasta donde imaginemos.

Te daré mi vida para que lo pienses,
si tu me llamas, yo iré donde me pidas,
ante un bajón yo te subo al cielo,
ante un subidón yo te dejo libre a volar.

Respiremos, démonos, aunque sea una noche
el capricho de querernos sin palabras,
solo risas, solo sueños, solo dos almas,
solo dos amigos en la madrugada sevillana.






martes, 1 de septiembre de 2020

Sus ojos 2

Volver a perderse en unos ojos profundos,
y no querer jamas encontrar una salida,
y es que te sientes tan bien en ellos cuando te mira,
cuando, brevemente, los posa sobre los tuyos.

Y es tan dulce quererlos, y que te sonrían,
que te digan que les gusta lo que ven sin palabras,
solo con la chispa de sus brillos y sus besos de mirada,
y ese abrazo que todo lo envuelve.

Y no te quieres ir de ellos, ni alejarme un poco,
aunque guardemos las distancias y los miedos,
sabes que le puedes decir que no se preocupen,
que vas a estar ahí con ellos siempre que te lo pidan.

Y recorrer con ellos cada centímetro, metro y kilómetro del camino,
que sepa que no los dejaras caer de nuevo,
que un abrazo lo podría arreglar todo de un plumazo,
que ese nudo de la madeja se deshace con los brazos.

Esos ojos que ahora solo miran al Sur,
pero que con una palabra escrita te dan calma,
que rozan la perfección cada vez que te miran de cerca
que si olieran seria a limón, azahar y lavanda.

Hoy son esos ojos



Devolviendo la sonrisa

 A veces todo consiste en estar con tu corazón parado
en el momento y lugar indicado,
y encontrarte ahí a quien con unas palabras,
a modo de corriente eléctrica,
te haga volver a arrancar LA SONRISA






No tengo miedo

Ya no tengo miedo ni nada me asusta, 
tu me das la fortaleza,
me bajas al suelo cuando empiezo a volar.

Me recuerdas cuanto queda por hacer,
cuanto te echo de menos,
cuanto hay que cuadrar,
cuanto falta por conocernos,
cuanto aprender de las miradas,
de los sueños, de las palabras.

No tengo miedo porque te tengo al lado,
en la distancia cercana
de unos "Te quieros"
y de unos "Te extraño".


2018

Dejame

Dame de tu piel,
deja que apoye mis manos
en la suave piel
al vaivén de tus caderas.

Déjame despertarte
con besos y caricias cada mañana,
con el cálido despertador
que es el pasar de mis manos por tu ombligo.

Déjame dormirte
con el arrullo de mi voz,
con el palpitar de mi pecho
golpeando contra tu espalda.

Dame, si quieres,
cada noche, cada madrugada.


2018

Tu lo cambiaste todo

Me falta la respiración,
me faltas tu, tu boca de carmín,
y aunque sé que estás cerca
no puedo abrazarte hoy.

Me ahogo si no te tengo,
en días como hoy
me hacen falta los abrazos,
largos, en silencio.

Echo de menos tantas cosas, 
pero sé que te tengo en la distancia,
cada día soy un poco más tuyo,
a ratos solo para ti.

Pero me falta tu respiración
sobre mi cuello, sobre mi brazo
y pienso que también sobre mis labios,
el aliento de sentir que todo esta bien.

Y es porque tú lo cambias todo,
cada día nos conocemos más,
estamos más cerca, sin secretos,
sin silencios, sin mentiras.

Siento que todo va bien
porque algo en mi empieza a quererte,
y me siento correspondido
porque no sé explicar por qué nos entendemos.




2018

Te mereces a alguien...

Este texto lo encontré en internet y me pareció maravilloso, yo solamente lo he retocado un pelin y he añadido partes nuevas que queria yo expresar

Te mereces a alguien 
que te eche de menos cuando esté ocupado, 
y no cuando esté solo y aburrido
a las tantas de la madrugada. 
Alguien que tenga todo para destruirte
y aún así nunca lo haga. 
Y que te siga buscando aunque ya te tenga,
y que te siga queriendo 
aunque le digas que se vaya. 

Te mereces a alguien
que no te diga que todo va a ir bien, 
que te asegure que esto se va a la mierda, 
pero que él se queda contigo. 
Que te distraiga las rutinas,
que te haga sonreír cualquier mañana. 
Alguien con quien hacer maletas y deshacer camas. 
Que te dé abrazos calientes,
de esos con los que sin querer cierras los ojos. 

Te mereces a alguien 
que esté en las malas para hacerlas buenas. 
Y que te vista el cuerpo
con el mismo talento con el que te desviste.
Alguien que asalte tus madrugadas a besos,
alguien que se quite el reloj 
cuando vaya a verte y te dedique el tiempo. 
Alguien que pueda discutir contigo y, aún así, 
te mire como si fueras lo mejor que le haya pasado. 

Te mereces a alguien 
que le quite imposibilidad a lo imposible,
y lo haga todo posible si esta cerca.
Alguien que te haga vivir,
soñar, amar, cantar bajo la lluvia.
Alguien a quien se le acelere el pulso
sólo con oír tu nombre en un andén.
Alguien que sueñe y viva como vives y sueñas tú,
el complemento directo de todas tus frases.

Te mereces a alguien
que después de contarle tus miedos y tus sueños,
se quede a tu lado aunque conozca todos tus defectos.
Que si llega tarde, sea para quedarse toda la noche, 
hasta en ese día en el que ni tú estás.
Alguien que te quite todos los miedos.
Alguien que te vea temblar y en vez de taparte, 
se desnude de cuerpo entero contigo,
pero que te quite el miedo antes que la ropa. 

Te mereces alguien 
que te haga el amor hasta llegar al orgasmo. 
Y que te recorra a besos como quien visita 
por primera vez la ciudad de Nueva York.
Y que te regale buenos momentos sin que se noten.
Y que te de besos en el cuello hasta que tu sonrisa reviente.
Alguien que te mire como si fueses arte,
y te regale con su boca mil caricias,
Y que baile contigo aunque no le guste bailar.



Sin palabras

Que escurridizas son a veces las palabras,
cuando quiero hablar de ti,
las letras se me mezclan,
las frases se revuelven.

Este junta letras caótico
no encuentra las perífrasis,
o la metáfora, o la métrica
que te pueda describir.

No hay sintaxis que exprese
lo que salir quiere del pecho,
ni gestos, ni regalos,
ni mil flores que se asemejen a un beso.

Quisiera no decirte "Te quiero"
porque el Te quiero no lo define totalmente,
ni "Te echo de menos" describe
lo que siento si no estoy a tú lado,
ni mil palabras reunidas
lo que me vuela cuando te veo.

Nuestro idioma se queda corto,
me faltan palabras, semántica,
significantes y significados
y quisiera inventar palabras.

Porque nada mejor te define,
y define lo que yo siento,
que tu misma, un abrazo,
y lo que dicen tus ojos y tus besos.




Febrero de 2018

Cada Noche

Sales huyendo del miedo, de la tempestad,
ocultando tras tus lágrimas la impotencia,
la sequedad del tiempo que te ahoga,
el ruido de voces a tu alrededor,
esas que te culpan y te criminalizan
cada noche, cada madrugada de insomnio.

Cada noche tus sueños velados
salen a pasear por la Gran Vía,
cada noche se pierden en las plazas,
en algún bar del centro o una cafetería.

Cada noche te gustaria perderte de tu vida,
solo llevarte la pequeña maleta 
con lo que más aprecias, cada noche,
cada noche y también cada día, a veces.

Pero ahí sigues, preguntándote por qué,
por qué aguantas ahí sin moverte, sin reaccionar,
quizás sea confor, quizás resignación,
quizás no sepas como huir hacia delante
o hacia atrás, o hacia ningún lado,
o hacia un futuro en cada noche.