Hoy me sentí solo, muy solo,
más solo que muchos días de estos días,
mucho más que las noches sin tu piel,
noches ya infinitas, perdidas para siempre,
noches en las que persigo lunas,
más que lunas, sus reflejos en mis ojos.
Siempre ando buscando la Luna,
pero se esconde tras las esquinas,
esas que rompo cuando me acelero,
voy por las calle ya buscando imposibles,
tu eres mi imposible más posible,
siempre tengo la esperanza entre los brazos.
Sigo buscando Luna, estrellas y versos,
y besos, y caricias, y noches iluminadas,
no busques algo, me digo, busca alguien,
sáciate de esperas en el sofá hasta que venga,
en unos días llega, te dices, espera,
pero el corazón no espera, no entiende de tiempos.
Hasta que no te hablé por la tarde no frené,
mi mente era un hervidero hasta entonces,
hablamos, reímos, sosegué mi cabeza,
no perdí la compostura este domingo,
te di las buenas noches y los besos, como siempre,
no como yo los deseo, no como mereces.
Y a pesar del año ya transcurrido
desde que te dije que lo nuestro es imposible,
sé que puede ser que no lo pensara,
que no lo quisiera, puede que me engañara.
Un año ya, amiga, sin tus besos sé hace duro,
un año sin tu piel, sin tu respiración en mi cara,
un año mirándote a los ojos sin decirte te quiero, un año demasiado largo, con todos sus vaivenes.
Y es que te noto cada vez más lejos, en el horizonte,
y yo cada vez más solo, sin amigos y muchos fantasmas,
sin gente interesante a la que conocer, mentirosos,
solo cuerpos sin pretensiones, desprecios, silencios.
Y son los silencios de la gente los que me matan,
los silencios de quienes aprecio duelen más,
tus silencios son el infinito del dolor,
y es por ello que te escribo cada tarde,
para no tener que soportar todo ese retumbante silencio,
te escribo si tu no me escribes, porque a veces lo haces,
y es cuando se me salta el corazón, la sonrisa,
se dibuja la fina línea de la tranquilidad en mi boca.
No sé qué será cuando vengas en unas semanas,
cuando vengas y volvamos a viajar, pasear,
no se que será en un mes para tu cumpleaños,
cuando yo vaya y conozca tu ciudad y tu espacio,
no sé qué será con tus regalos, con el entusiasmo,
con esos cuarenta redondos en noviembre,
no sé qué será, si me miraras con aquellos ojos,
o sin embargo tendremos otro día gris,
haré lo que sea para que no sea triste.
No sé qué será, si seguiré persiguiendo lunas,
estrellas, versos y besos robados en las esquinas,
no sé qué será, si al final la historia cambia,
y tu me vuelves a besar, y mi corazón arranca.
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