Que difícil era lo que pasó,
tanto como ganar en la lotería,
tanto como soñar contigo y que vinieras,
tanto como cruzar un precipicio,
sobre un fino cable y sin red,
tanto como ver estrellas en Madrid.
Fue una casualidad encontrarnos,
en aquel mar lleno de peces y tiburones,
tu con tu barquito de papel,
yo con mis ganas, mi ilusión, mi risa.
Fue tal el golpe a mi cabeza
que ni lo pensé y dije:"es ella",
apenas unos días, una noche de Reyes,
estábamos en mi coche sonriéndonos,
bajo la lluvia, apenas unos instantes,
unos eternos instantes en tus ojos.
Y desde allí, apenas nos hemos separado,
tres años de viajes, quedar, cenar, salir,
vacaciones, risas, ratos malos, llantos,
encrucijadas, desavenencias, besos, abrazos,
de esos fuertes que nos llenan siempre,
de esos que tanto echo de menos este año.
Lo mejor que me pasó en cinco años fuiste tú,
que apareciste navegando en tu velero,
tu que revolucionaste mi mundo
y aún en la distancia lo sigues haciendo,
tu, que me saltaste las tuercas de la coraza,
las claves de mis murallas, los goznes de mis puertas,
a base de querernos sin esperar nada a cambio,
tu que materializaste mis sueños una noche,
y retiraste años de una relación sin amor
en la primera caricia y el primer abrazo,
que me diste el mejor cuarenta cumpleaños,
la mejor Semana Santa, los mejores veranos,
tu que diste de ti todo lo que pudiste,
pero somos lo mejor que podemos ser juntos,
amigos, compañeros, viajantes y viajeros,
transportistas, chefs, nadadores de infiernos,
chamaquitos desacoplados, ganadores
de nuestros corazones, peregrinos amantes, amantes peregrinos, silencios, miradas.
Ahora que te estoy echando de menos,
preparo nuestro siguiente viaje,
nuestro siguiente encuentro, esos días,
esos que anhelo, que intento retorcer,
solo porque llegues más rápido que el viento,
para que navegues por ese mar en el que nos encontramos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario