A veces me autosaboteo las ideas iniciales,
y me desdoblo para zancadillearme,
digo esto, y hago lo otro, patino, me enderezo,
resbalo, doy al botón y luego me arrepiento.
Voy contra mi propia corriente, mi río,
y mi caudal impetuoso me choca tan frontal
que me derriba incesante en los remolinos,
llevándose mi determinación y mi nervio.
Y es que ante una canción o unos versos
tendría que hacer la vista flaca
y dejarlos navegar por el río que nos separa,
pero los tengo que agarrar contra mi voluntad.
Y así voy, creyendo lo que no debo,
pensando lo que no quiero, soñando,
bailando mentalmente cada compás y verso,
acaparando el sabor de cuando era "único",
desvelándome cada noche inventando,
desencriptando palabras sorpresivas,
sacando de donde no hay unas palabras animosas.
Y hay que decir una verdad
entre tanta mentira que me cuento,
que a pesar de mis sabotajes,
de mi imaginación desbocada,
equivocada, desquiciada,
solo deseó ser tu amigo
sin tanto tiempo, sin tanto verso.
Que sepamos, que entre tanto correveidile,
hay un algo cierto, que de algún modo
hay cariño donde se nos cayeron los besos,
hay amistad entre las ruinas de los muros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario