martes, 1 de septiembre de 2020

Dejame

Dame de tu piel,
deja que apoye mis manos
en la suave piel
al vaivén de tus caderas.

Déjame despertarte
con besos y caricias cada mañana,
con el cálido despertador
que es el pasar de mis manos por tu ombligo.

Déjame dormirte
con el arrullo de mi voz,
con el palpitar de mi pecho
golpeando contra tu espalda.

Dame, si quieres,
cada noche, cada madrugada.


2018

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