Hasta los miedos estoy de no encontrarte,
y de ver como la distancia nos aleja,
el no vernos, no abrazarnos, no escucharnos,
perder lo común que nos sustenta.
Llegar a ser algo sin ser nada me da miedo,
el vértigo de dejar lo pasado y avanzar,
el pánico irracional a las comparaciones,
el sendero que pone atajo al precipicio.
Y cuanta más gente voy conociendo
más me doy cuenta de que te quiero a ti,
que eres y siempre has sido perfecta para mi,
y que hace un tiempo te saque del corazón la posibilidad.
Que quiero que seas mi vida, rompiendo lo pactado,
que seas mis "Buenos días poeta" y el gemido,
quiero tu risa para mi cada mañana,
y cada noche el salvavidas al que me agarro.
Prometo nunca dejarte caer, ser tu escalón,
estar en las maduras y quitarte las dudas,
quiero ser todo aún no siendo ya nadie,
que te sientas en casa hasta en tus infiernos,
que el camino sea menos duro te prometo,
que veas los cielos que yo veo cada tarde,
ser el sol en tu noche más oscura,
una palabra en tu silencio, un silencio de miradas,
el carbón que da vapor a tus avances,
el agua que tu bebes, para apagar tu sed,
el miedo a no tenerte y a tenerte también,
las ganas de no decir aquellas palabras.
Sé que me equivoque hace un año,
y hace dos, y hace tres, por no decírtelo,
y quiero rectificar, me equivoqué,
para decirte que sin ti no soy nada.