viernes, 9 de octubre de 2020

Yo te prometo

Hasta los miedos estoy de no encontrarte,
y de ver como la distancia nos aleja, 
el no vernos, no abrazarnos, no escucharnos, 
perder lo común que nos sustenta. 

Llegar a ser algo sin ser nada me da miedo,
el vértigo de dejar lo pasado y avanzar, 
el pánico irracional a las comparaciones, 
el sendero que pone atajo al precipicio. 

Y cuanta más gente voy conociendo
más me doy cuenta de que te quiero a ti, 
que eres y siempre has sido perfecta para mi, 
y que hace un tiempo te saque del corazón la posibilidad. 

Que quiero que seas mi vida, rompiendo lo pactado, 
que seas mis "Buenos días poeta" y el gemido, 
quiero tu risa para mi cada mañana, 
y cada noche el salvavidas al que me agarro. 

Prometo nunca dejarte caer, ser tu escalón, 
estar en las maduras y quitarte las dudas, 
quiero ser todo aún no siendo ya nadie, 
que te sientas en casa hasta en tus infiernos, 
que el camino sea menos duro te prometo, 
que veas los cielos que yo veo cada tarde, 
ser el sol en tu noche más oscura, 
una palabra en tu silencio, un silencio de miradas, 
el carbón que da vapor a tus avances, 
el agua que tu bebes, para apagar tu sed, 
el miedo a no tenerte y a tenerte también, 
las ganas de no decir aquellas palabras. 

Sé que me equivoque hace un año, 
y hace dos, y hace tres, por no decírtelo, 
y quiero rectificar, me equivoqué, 
para decirte que sin ti no soy nada. 





Odio las noches de insomnio

Odio las noches de insomnio,
esas en las que el corazón
salta tan impetuoso
que su ruido inunda la estancia. 

Odio a ese corazón, tan sensible, 
que la mínima perturbación de tu palabra, 
la más mínima mentira, lo arroja
a galopar entre las brumas. 

Odio esas brumas que inundan mi mente, 
que ciegan, sin razón, la crítica, 
que mata poco a poco las corduras, 
que no me dejan ver tu bosque, la nada. 

Odio el que estés, y de pronto no estés, 
el salto cualitativo de querer a no querer, 
el fin de las cosas siendo abruptas, 
la sensación de vacío que me queda. 

Odio discutir, no sé si te diste cuenta, 
o que tengas silencios extensos como tu belleza, 
o que saltes de la sonrisa al odio, 
o que ya no me hables como me hablabas, 
o que no me des los Buenos días o noches, 
o que vislumbre nuestro final a cada hora, 
cada hora de insomnio,
cada hora que robaste mi sueño. 




viernes, 2 de octubre de 2020

Por ti

Pararía este tren tan desbocado,
sería la calma de tus tempestades, 
desgarraría el tiempo por que parasen,
entraría en tus vientos huracanados. 

Bajaría sin corazas a tus infiernos, 
apagaría los fuegos con mis besos, 
daría mi tranquilidad y sosiego, 
me quedaría hasta para tus miedos. 

Asaltaría los muros con las desnudas manos, 
los desmoronaría sin piedad, piedra a piedra, 
pasaría por tus laberintos oscuros a tientas, 
sería un puzzle en blanco y negro sin ti acabado. 

Esperaría,cuando no duermes, el amanecer a tu lado, 
velando, cuando duermes, el sueño de madrugada, 
desgarrando todas esas tus nubes inesperadas, 
disiparía la neblina de tus cristalinos ojos. 

Sería tus labios de puro rojo, 
tus ojos a centímetros mirando, 
tu piel, tus poros, tu pelo castaño, 
mis manos sobre tus manos de oro. 

Por ti, cerraría por siempre este libro polvoriento
donde guardo como tesoro tus silencios, 
Y en una botella lo arrojaría al mar con tus versos, 
al océano Pacífico de mi calma, mar bravío en tu sueño. 


jueves, 1 de octubre de 2020

Eres

El aire fresco en una noche de Reyes, 
quien empaña mis cristales en invierno, 
la sonrisa perfecta en el momento adecuado, 
el abrazo largo a la hora de la despedida. 

El inicio del que nunca quiero un fin, 
la conversación nocturna que se alarga, 
la madrugada a destiempo que nunca acaba, 
el amanecer escarlata en el templo de Debot.

Como una tarde tumbado en la hierba, 
el jugar a descifrar las formas de las nubes, 
un baño en el mar al atardecer de verano, 
el mecerme en el sonido de tu voz hasta en silencio. 

El fuego que baila en las ascuas, 
el viento que resopla en mi cara, 
el agua que fluye por mi cuerpo, 
la tierra donde quiero parar a descansar. 

El inicio y el fin de todos mis sueños, 
lo primero en lo que pienso al despertar, 
lo último que recuerdo cada noche, 
la primera y última palabra de mis días. 

El goce de las pieles en las mañanas, 
el canturrear juntos en los fogones, 
el andar desnudos por toda la casa, 
el secarse a abrazos tras una ducha. 

Un sin fin de todos mis pensamientos, 
el torrente arrollador que viene de tu boca, 
el mirar vidrioso a mis ojos cuando te toco, 
el humedecer de los labios y unos besos. 

Un estremecerte cuando con la mano te rozo, 
el erizarte la piel con la yema de mis dedos, 
la gota fría, el suspiro, ese aire que se escapa, 
el fin de cada canción y todos sus inicios. 

Las alas invisibles que me llevan al cielo, 
el adiós eterno, el hola infinito, el no te vayas
el viaje interminable con su música, 
el monumento, la visita, la guía, y yo el visitante. 

Eres al fin el fuego de todos mis infiernos, 
el cielo terrenal al que me aferro y aspiro,
la luz, la sonrisa, los ojos, los sueños, 
la meta, el lugar donde descansar de mis miedos.