viernes, 15 de enero de 2021

Besos en oscuridad

Me desvelo inquieto,
se me ha salido el corazón,
esta noche, como otras noches,
volví a soñar con un beso tuyo,
tras tantos años, tras tanto amor,
tras tantos querer y no poder,
tras no hablarnos desde hace tanto.
 
Me desvele con ese soñado pero real beso,
con el corazón palpitante al alba,
con tu rostro aún clavado en mis retinas,
con los bailes no realizados,
esos que desde hace años están pendientes.
 
Y así llevo mi vida y mi existencia,
soñando con besos, los tuyos,
sintiendo pieles que nunca toco,
alejándose cada vez más en un pasado
que supera con creces lo estipulado,
besos que rompen toda razón,
que desmiembran toda la esperanza
y dejan un sabor dulce y triste,
amargo y lejano entre las manos.
 
Hoy ha venido ese sueño tan real,
ese beso que casi lo pude sentir,
esa conversación, pérdida en siete años,
ese no poder jamás recuperar el momento.
 
Yo me fui, desaparecí, por tu bien,
porque no quería ser un muro,
ese muro en el que yo sí que tropecé,
el muro que te impediría llegar a donde estás,
ser el recuerdo de lo que nunca pudo ser,
quise ser la espita que te encendió
y dejó escaparte para que fueras tú,
quise ser y nunca fui, deje de existir.
 
Y ahora que aún estoy sintiendo el beso
me hago el fuerte, el impertérrito,
la estatua silenciosa del jardín,
esa a la que ya nadie echará cuentas,
hasta que se llene de líquenes
y pierda el brazo que sustenta las alas,
las alas que ya nunca volaron,
esas que se desplomaron con el tiempo.
 
Volveré a mi normalidad, a mi ser,
despegar siempre, a pesar de las tormentas,
pero hoy te has clavado demasiado hondo,
has despertado, sin haber pensado en ti,
esa espinita tan clavada que tengo dentro,
clavada ya tantos años y tan adentro

que es difícil de sacar de mi recuerdo.




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