a esa sensación que tenía
cuando en la noche la hablaba,
a esos momentos de entendernos,
de dejarnos llevar por ese humor
que tan pocos entendemos.
Eres tan parecida a ella, pero sin sus alas,
sin esos vuelos nocturnos, ni esa rabia,
pero aun así me recuerdas tanto a ti,
me recuerdas tanto cada sensación
de la que me enamoré hace ya tantos años.
Eres tan parecida a ti, en tantos gustos,
palabras, expresiones, guiños,
que andas rompiéndome cinturas,
saltándome resortes entre los vagones
de este tren de mercancías sin frenos.
Sacaste a relucir esta parte de mi, dormida,
este humor, esta sonrisa, esto de estar
hasta la madrugada escribiendo de nuevo,
contigo pero sin ti, abriendo este nuevo libro.
Y me dices que no me convienes,
eso para mi no es un freno, es un reto,
me recuerdas tantas cosas,
que tienes un carácter de mierda,
también lo he oído, no es impedimento.
Eres tan parecida a ti, pero tan única,
que has hecho que la espita vuelva a prender.
Dame un punto de inflexión, una palanca
y removeré todo tu mundo...
A veces todo consiste en estar con tu corazón parado en el momento y lugar indicado, y encontrarte quien con una palabra a modo de desfibrilador te haga volver a arrancar la sonrisa.
Casa de aldea (José María Tirado)
No hay comentarios:
Publicar un comentario