para no quererte en mi vida,
porque cambiaste mi mundo,
lo tocaste cuando más lo necesitaba,
trasformaste con tu varita
mis lágrimas en sonrisas,
mis miedos en esperanzas,
mis frías noches en cálidos abrazos.
No me imagino la vida sin ti a mi lado,
sin tus bailes y sin tus abrazos,
sin tus risas, sin tus miradas,
sin esa lógica tan tuya que a veces destroza,
sin la complicidad, los guiños, las miradas,
sin esas conversaciones, esas horas vivas,
las sonrisas esas que me dicen:
"aquí estoy, no te soltaré jamás".
Pero es tu mirada lo que siempre me atrapo,
limpia, sincera, que besa y a la vez castiga,
que abraza sin tocar, y me baila en la distancia,
esa a la que escribí poemas que llegan,
esa que si no fuera por la amistad
desearía besar de todas las formas posibles,
esa que me descoloca en mi sofá,
esa que me deja sin aliento si me mira.
Por eso me importa tanto tu amistad,
porque eres limpia y sincera, directa,
un pilar en el que apoyarse y a la vez
que necesita que a veces lo sujeten,
por eso yo también estoy ahí, para que te apoyes,
para que no camines sola pase lo que pase,
para que sepas que puedes contar conmigo,
como dijo Mario Benedetti.
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