De que todo, de que nada, de que lo esencial,
Ha cambiado en toda su profundidad y su pretérito,
Que tú ya no eres tú, ni yo soy quien había sido.
Tú desgarraste el final de nuestros finales a sonrisas
Invadiendo de miradas todo mi cielo, mi estrella,
Acaparando mi tiempo, mi pensamiento, mis manos,
Mis versos, mis sonrisas, mis abrazos, mis besos.
Todo ha cambiado ahora, o nada, ya no lo sé,
Porque te sigo mirando y veo los mismos gestos,
Veo las miradas, veo las sonrisas, y ahí sigues,
Como hace meses, sin cambios aparentes y con miedo.
Yo que te quiero como siempre quise querer,
Y sueño con tu abrazo cada vez que nos vemos,
Que añoro las ondas que agitan nuestro mar,
Ese que jamás estuvo en calma, que lo fue todo y nada.
Despertar ésta mañana y saber que todo ha cambiado,
Y que a la vez nada ha cambiado de lo que sentíamos,
A pesar de los vaivenes que nos está dando la vida,
A pesar de que el pasado nos persigue por estas callejuelas.
Olvidarte no fue fácil, hubo lágrimas, insomnio, pataletas,
Salpiqué de tinta cuadernos que nunca leerás,
Arranqué contra ti en lugares que nunca visitarás,
Escalé tus muros para acabar empotrado contra el suelo.
Pero al despertarme hoy sé que todo ha cambiado,
O nada, porque de alguna manera estas a mi lado,
Que no sé ni cómo, ni porqué sigues ahí en mi vida,
Dándome un premio que jamás me he merecido.
De que es más lo que nos une que lo que nos separa,
De que Don Mario Benedetti te describe y nos describe,
De que de todas las mujeres que conozco tú eres única,
De que tus cambios y mis cambios nos hacen ahora uno.
Te quiero y es por eso que hago todo lo que hago,
Al despertar me he dado cuenta de que te quiero a mi lado,
De que quiero tu felicidad por encima de cualquier cosa,
De que todo o nada ha cambiado entre nosotros.
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