vuelves tan viva a mis recuerdos?
¿Por qué me he vuelto a asestar este golpe
que tanto me duele cuando te recuerdo?
¿Por qué, Mamá, has vuelto tan fuerte
a esta mi memoria tan frágil?
¿Por qué desde hace unos días
no puedo dejar de pensarte y llorarte?
Y es que el entrar en aquella sala,
sin ti, fue una dura lanza en mi pecho,
fue una sensación de soledad,
una sensación de que me faltabas.
El ver a la gente bailar,
que me recordaran a ti,
los besos, los abrazos,
las palabras, la amabilidad.
y no poder dejar de llorarte, mamá...
Y te has alojado ahí estos días,
haciéndome que te recuerde mas vivamente,
ya ni música escucho por no recordar,
ya ni siquiera subo a verte donde estás.
Pero las lágrimas afloran aunque no quiera,
aun el luto nos duele a los dos que estamos,
aun no estoy preparado
para aceptar que ya no estás en casa, en el sofá.
Que todos tus recuerdos siguen vivos aquí,
en las cajas, en las ropas,
en el propio olor del patio
donde tantas horas pasamos charlando.
Y duele, ¡vamos que si duele!
como el puñal que se me clavo
hace ya casi dos meses,
como aquellas palabras
a través del teléfono
que me decían que habías muerto,
duele, ¡claro que duele!.
Y no poder dejar de llorarte, mamá...
en mis recuerdos.
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