viernes, 14 de noviembre de 2014

Mis recuerdos

Días como el de ayer no pasan desapercibidos en mi vida, y no lo pasan porque me invaden miles de imágenes y momentos de estos 7 meses que han pasado.

Cada imagen y recuerdo me invade, cada segundo de aquellos días de hospital, de carreras, de nudos en la garganta, de abrazos, de besos, de mensajes, de imágenes grabadas en mis retinas húmedas y lacrimógenas, recuerdo esas cosas y no puedo evitar sentirme triste, pensar como sería todo si ella aun estuviera aquí con nosotros.

Te recuerdo, postrada en la cama del hospital, tus ojos inexpresivos, abiertos pero sin reconocernos, todo lleno de tubos y gomas y olor a alcohol y desinfectantes. Recuerdo los escasos minutos que podíamos estar agarrándote de la mano, y las largas horas de espera hasta la próxima vez que pudiéramos entrar, incluso sin saber si podríamos volver a entrar a verte.

Recuerdo aquella noche como si fuera hoy, el regreso a casa, la llamada a las 4 y 10 de la mañana, el viaje a Madrid, el verte pálida y fría, el hablar con el medico, el seguro, la vuelta a Aranjuez, las llamadas, la larga espera, los mensajes, los besos, los abrazos, cada visita, cada lágrima, cada segundo, lo recuerdo todo como si fuera hoy mismo. Recuerdo el frío y el calor, tu imagen, las flores y los ramos, todo esta ahí. lo que desayuné, lo que comí, las zapatillas que compré y que aun uso a veces para salir a bailar. Recuerdo a cada persona que estuvo con nosotros, cada gesto, cada momento.

Recuerdo cada pensamiento que me vino a la cabeza, cada oración que hice, cada silencio, cada sueño, cada llanto de mi padre, de mi hermano, de mi familia, de sus amigos, cada lágrima mía desde ese día hasta el día de ayer. Recuerdo.

Recuerdo la misa, el pésame, el camino al cementerio, recuerdo cada segundo trascurrido, cada paso de ida y de vuelta, cada sollozo, cada flor y cada pétalo de cada una de ellas. Te recuerdo desde entonces en cada cosa, en cada flor y en cada prenda, en cada comida, en cada silencio, en cada discusión, en cada carcajada, en cada baile.

Y sin embargo, desde el día 14 de abril tengo una neblina porque todo a cambiado, pero esos días, los recuerdo vividos como si fueran ayer, y ya fueron hace 7 meses. Tanto cambió todo y tanto te recuerdo que hoy no me queda otro remedio que escribir este recordatorio, un recordatorio de cariño, con tu pulsera violeta entre mis manos, con tus ojos clavados en mi cabeza, con el sonido de tu respiración, con el suave tacto de tu mano cogida de mi mano.

Otras cosas quizás no las pueda jamas recordar, el tiempo hará mella en mis recuerdos, pero estas, estas que brevemente relato, estas las recordaré siempre.

Hoy como cada día trece,
como cada sombra de tus ojos,
te recuerdo de nuevo,
se me viene a la memoria tu mirada,
y se me empaña la mía,
hoy como cada día me vienes,
y me consuelas de alguna forma.

Pero hoy fue más fuerte y más intenso,
fueron como imágenes desordenadas,
como destellos de luz y recuerdos,
sombras de un pasado que no puede olvidarse.

Hoy, madre has vuelto, como cada noche,
y no me atrevo a decirte cuánto
o cómo te echamos de menos en casa,
cuanto necesitamos que estés aquí,
y no me atrevo porque aunque lo sabes
no podrás hacer nada porque estemos mejor,
nadie podrá hacerlo, porque nos faltas.

Cayó la noche ya hace horas,
y llueve en el exterior,
pero me sigues llegando a través
del silencio que llena todo el espacio,
la calma de la noche,
esa calma en la que sé que estas,
esa calma que es mi consuelo.

Madre, estas en mis recuerdos.



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