lunes, 14 de julio de 2014

Viviendo de tu piel

Era mucho más que un viaje,
mucho más que una visita,
aun más que una breve estancia,
era más, mucho más que todo.

Perdíamos el oxigeno a besos,
la vergüenza en favor de las ganas,
era más que la ropa interior
lo que perdíamos por el suelo.

Perdimos el decoro con las manos,
intuyendo los lunares con los dedos,
acariciando cada camino de la piel,
esos que te llevan a perder la cabeza.

Perdías la ropa interior entre las sábanas,
la vergüenza, el juicio, las ganas de cenar,
la razón, el rumbo, la voz gimiendo,
perdías hasta los orgasmos uno tras otro.

Y ganamos en silencios y palabras,
en ideas desechadas por preconcebidas,
en confianza, paz, comodidad,
al final de toda la noche ganamos.

Las yemas de mis dedos aun recuerdan tu piel,
mis ojos aun recuerdan tu cara y tu cuerpo,
mi boca recuerda el sabor de tus labios,
mi lengua la calidez de tu pecho y tu néctar.

Y quiero tenerte entre mi pecho y tu pared,
entre las sábanas, entre cojines, en el sofá
de espaldas a mi, frente a mi, sobre mi,
todas las preposiciones pero en mi,
que no dejemos ni una esquina de tu casa
sin que conozca como suena el placer de tus gemidos,
y ni un rincón del puto mundo
que no sienta la vibración de tus caderas en el orgasmo.

Y ahora lo que me queda es recuerdo
a la espera de un próximo viaje al centro de ti,
porque mis manos ya están preparadas,
y mis labios añoran a los tuyos de nuevo.


No hay comentarios:

Publicar un comentario