Lo pienso cada noche,
más en noches como esta,
en la soledad y oscuridad,
en el silencio roto por el viento.
Lo pienso cada noche,
y me estremece todo el cuerpo,
cuando pienso en tus ojos,
mirando, en la penumbra,
en las leves ráfagas de luz
que nos iluminaban esa noche,
tu mirada penetrante, tus labios,
que no paraban de besarme,
que humedecían mi piel,
mi boca, mis deseos.
Tus gemidos, tu respiración,
cada palabra que pronunciaba tu boca
era fuego y a la vez alivio,
era calor, excitación, ganas de ti,
aun me estremece el recordarlo,
el tacto de tu piel bajo mis manos,
el olor a ti por todos lados,
las palabras que me decías,
tus ojos, tus labios, tu piel.
Cada minuto lo pienso,
cada minuto de aquella noche,
noche irrepetible ya,
y me estremece pensarla,
mis dedos bajo tu blusa,
mis labios en tu cuello,
mis manos en tus caderas,
se me erizan los cabellos
y cierro de nuevo los ojos,
para verte de nuevo el rostro,
oír mas claramente tu respiración,
sentir el palpitar en tu pecho
y la suavidad de tu piel,
los cierro con fuerza para verte
de nuevo encima de mi.
Me estremece el recordarlo
junto con tu sonrisa
junto a tu voz, junto a tus ojos,
a las conversaciones interminables,
junto a los paseos largos,
a las cervezas en un bar,
a los bailes y las músicas.
Todo de ti me estremece
en estas noches solitarias,
oscuras, silenciosas,
estas noches sin lunas.
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