Poco tiempo más me doy
para
poder estar a tu lado.
Juro
que jamás he estado mejor
que
cuando estábamos abrazados.
Y no te podía tocar
ni
siquiera un pelo de cobre;
Pero
fue por azares de la vida
y el
futuro más extraño:
Una
noche en que
el
sueño te abatía,
inclinada
en mi cuerpo
pude
tu pelo tocar.
Y
cual fue mi sorpresa
que
aquello no era cobre
sino oro con perlas engarzadas,
no
era tu cuerpo de carne
sino de porcelana,
no
era tu vestido algodón
sino seda cara,
no
tus ojos espejos
sino luceros del alba,
no
tus labios carmín
Si
no besos de mermelada.
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