jueves, 26 de junio de 2014

un día cualquiera a las cuatro de la madrugada

Un día cualquiera te beso, sin piedad,
a las cuatro de la madrugada, contra el cielo,
cualquier día te vuelo, sin pensar,
mis alas y tú seras mi único pasajero.

Yo que tan sólo queria dejar atrás el infierno,
y me encontré a la primera noche tus ojos,
un cielo abierto que me costó abrir
y que me lloviera por dentro, yo solo quería...

Yo, que no buscaba nada, salvo un baile,
tú que hiciste saltar tus radares al saltarme limites,
yo que frené en seco por no seguir buscándote,
tú que me multaste y me dejaste sin palabras.

Yo, que me deje llevar por tus acciones,
tú que un día te colgaste de mis alas,
yo que sentí de pronto venir la magia,
tú que te lanzaste sin red y sin seguro.

Yo que pasé el tiempo a tu lado,
y tú que aceleraste y sin frenadas,
yo que te cogí de la mano por seguirte,
tú, que un día, de repente ya no estabas.

Un día cualquiera, te vuelvo a besar, contra los muros,
un día cualquiera a las cuatro de la madrugada,
en la oscuridad de una sala, mientras volamos,
en la luz de tus ojos, mientras me miras.

No es necesario hablar, ya lo sé, ya hablan otros,
podemos seguir ignorándonos indefinidamente,
estar lejos el uno del otro, tragarnos los "te quiero",
podemos ir acercándonos, poco a poco, como ahora.

Sin palabras lo decimos todo, ya nos hemos conocido antes,
conocemos nuestras miradas y que significan,
conocemos nuestras manos y lo que están diciendo,
conocemos nuestras sonrisas, nuestras caricias, nuestra lluvia.

Podemos decirnos lo que no nos decimos, con un baile,
con un cruce de miradas, como hasta ahora,
podemos sonreírnos, en la intimidad, sin que nos vean,
y dejar escapar el alma en cada vuelta.

Podemos besarnos con los ojos, humedecer los labios,
acariciarnos sólo en cada vuelo sin esperar nada a cambio,
podemos decirnos tantas cosas cuando entrelazas los dedos,
cuando aprietas mis manos con tus manos.

Sentir el calor de las caricias en mi pelo
mientras yo acaricio de tu piel cada palmo,
medirla querría a besos, pero se me olvidaría contar,
pensando en los vuelos que hemos dado.

Pasar mis dedos por tu nuca, mi boca por tu cuello,
pasar mis manos por tu espalda y arrancar al cielo,
dejarlas reposar en tus caderas si te miro y sonrío,
abrazarte de nuevo, estamos solos, no lo olvidemos.

Y hacer una onda que estremezca el suelo,
bajando al infinito, subiéndonos luego,
creando un micro mundo alrededor nuestro,
y una onda y otra, una playa de futuro incierto.

Arriesgarme una vez mas, para no perderte,
y si te pierdo, al menos habré tenido el valor de intentarlo,
y no arrepentirme de lo no hecho,
ahora estoy haciendo lo que sé que debo.

Un día cualquiera, te beso, a escondidas como furtivo,
a las cuatro de la madrugada y con previo aviso,
en un portal, en un ropero, en un banco en la Gran Vía,
en la casa del libro, en un parque, en el coche,
en un sofá, en un aparcamiento, bajo un árbol,
sobre un muro, frente a una catedral, bajo un acueducto,
en una noria, en una biblioteca, haciendo el pino,
en una playa, en un atardecer, en un amanecer,
en el silencio de la noche, en el ruido de un concierto,
bajo la lluvia, sobre el césped, en un barco de crucero,
sobre un rascacielos, en el metro, cocinando,
en la boca, en el cuello, en el ombligo, en la mano,
en la frente y en mas sitios que no digo,
un día cualquiera a las cuatro de la madrugada
te vuelvo a decir que te quiero...




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