Estoy firme, cual árbol recio,
cual junco que se doblega al viento,
tal cual vine sigo en el sitio,
aferrado a lo que sé que quiero.
Esperando a las pompas de jabón de tus sueños,
a las gotas de sudor desde tu pelo,
a tus dedos, que como cuchillos se clavan en el pecho,
a los aires cálidos de tus más dulces sueños,
Esperando al fin de la hostilidades,
al rumor de las olas contra el cierzo,
a la arena fina que pisan los pies inciertos,
al caer de una tarde, al final de este invierno,
Esperando que vueles, si quieres, y te aferres al cuello,
a tus manos torturando las mías cuando tienes miedos,
a las palabras en contra de tantos silencios,
a las perlas de tu sonrisa, y el brillo de tus espejos.
Esperando sin esperanzas, sí, porque es mejor no tenerla,
viviendo el día a día según me viene, normales diría,
a veces en un infierno se convertiría si no vienes
otras en cambio, es el cielo cuando tienes valentía.
Y a pesar de todos los desmanes sigo firme,
como el sol que nunca falla en sus salidas,
como la certeza de que no puedo olvidarte,
a pesar de la brevedad, porque me mentiría
Firme, porque sino me estaría fallando al corazón,
porque merece la pena, porque sino te mentiría.
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