A veces se me oscurece la mirada
cuando te recuerdo, te sueño,
cuando noto las caricias que me dabas,
cuando salen de mi boca las silabas, mamá.
Tú que me diste un caballo en tus rodillas,
un avión en tus brazos, un columpio,
un tiovivo en tus faldas,
que me diste el cielo en tus ojos,
y la tierra con tus besos,
y el agua con tus lágrimas.
Tu que me sacaste de cada hastío,
de cada mala encrucijada
y de diste para soñarte cada noche
mil abrazos y mil sonrisas
y mas de un millón de palabras.
Hoy te vuelvo a recordar,
vuelvo a echarte de menos,
vuelvo a derramar mis lagrimas,
que en ciertos momentos no tienen consuelo.
No quiero que vuelva tu última imagen
esa en la que no nos veías
en la que no nos recordabas,
no la quiero, me destrozaba.
Quiero volver a apretar tu mano
a sentir el calor de tu abrazo de madre,
tus besos, tu ternura, tu cariño,
volver a probar tu comida,
ver el color de tus plantas,
sacarte a bailar otro día.
Siete días y ya no estás en esta casa,
esta casa que hoy esta tan vacía,
vacía como lo esta mi alma,
alma que tu me diste, vida mía.
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