en renglones rectos en hojas torcidas,
en carteles de dirección prohibida
a los que nunca hago caso.
Pienso en besos bajo la luz de una vela,
en abrazos que son arenas movedizas,
en ojos que oyen y oídos que ven,
en esperanzas desesperanzadas.
Pienso en desiertos de flores,
en mares dulces y ríos salados,
en murallas inexpugnables
contra las que siempre caigo.
Pienso en caricias que no se tocan,
en suspiros que retumban en mis oídos,
en risas ante las desgracias,
en esperanzas desesperanzadas.
Pienso en el ocasos que amanezcan,
en oscuridades que nos iluminen,
en luces que nos oscurezcan,
en caminos que no nos dirijan.
Pienso en que una vez te quise,
en que una vez me quisiste,
en que todo esto fue sincero,
en esperanzas desesperanzadas.
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