Ella era perfecta para mi,
sus ojos rivalizaban con el mar,
anidaba en su mirada nuestro hogar
y revoloteaba su perfume en el jardín.
Saque de la chistera un serpentín
que lió la vida sin pensar
mas allá de lo que pude sospechar
y trunque su sonrisa, yo lo vi.
Y es ahora, si, que te perdí
y no quise darme cuenta hasta el final,
albergaba la esperanza, sin renunciar
pensando que eras perfecta para mi.
Y dejé atrás esos labios carmesí,
esos ojos, esos pechos, ese andar,
ese pelo, esa risa, la sonrisa, tu bondad,
esos planes y esos sueños de rubí.
Pero aun no renuncio a ti,
es mi empeño volverte a conquistar,
y si para ello he de claudicar
hagamoslo para a tu vera vivir.
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