Acuérdate, si tu quisieras
de las calles empedradas de Toledo,
de las tardes colgadas de unos besos,
de las noches sin vergüenzas.
Acuérdate, si tu pudieras
de las letras mal juntadas y los versos,
del color de mi paleta y los sueños,
del pulso que le hicimos a la conciencia.
Acuérdate, o quizás no tengas
el valor para decirme las verdades
que se clavan en mi como puñales
y desgarran de mi piel las tristezas.
Acuérdate, no te arrepientas
de que un día nos amamos sin mas reparo
nos olvidamos de nosotros, ¡qué descaro!
y me perdí en tus riquezas.
Acuérdate, te quise como a nadie
por no quererme a mi como debiera.
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