yo me borro con cobardía,
de esta noche solitaria
yo reniego sin medidas.
Y lavándome las manos
en tus lágrimas saladas,
yo me quito la coraza
para sentirte palpitar.
Como un fuego de haya,
yo quemo mis noches solitarias,
en una hoguera sin cenizas
que me ha enfriado el alma.
Y acabar al fin de todo
con las noches solitarias
como es hoy,
como será mañana.
Implicándome en tus sueños
de perfecta dulzura enamorada,
deshaciéndome en manojos
de jazmines
de blanco plata.
Cierro el sueño,
el libro de esperanzas,
es oscuro el rincón
donde me azota tu mirada,
estrellas sin fulgor
de estas noches solitarias.